Hablando de nosotros.

“Hablando de nosotros”. Primera parte.

Este es un poema para hablar de nosotros
De ti de mi, de aquel
Del que nació y lo que le espera
Del que murió y lo que sufrió.
Del amigo que piensa diferente pero es amigo.
Del enemigo que piensa como tu pero es enemigo.
Del que da para aparentar y quita a la fuerza.
Del cojo que le  quitaron la pensión.
De aquel que no está conforme con el salario,
Pero el miedo no lo deja hacer una huelga.
Del prisionero político.
Este es un poema para quitar vendas
Y para quem arlas en la hoguera de la verdad.
Para hablar de ustedes los que dilapidan.
Del que está en la diáspora.
Del que no dejan salir,
 Porque seguro que no va a entrar.
Del que entró y le quitaron.
Del que por fin salió.
De aquel que acomoda las nalgas en el sillón de la censura
Y se baña en la piscina de la burocracia.
Del que no puede vivir con un diploma
Y reclama solo en su pensamiento un cheque.
Del que tiene poder en el cargo para comer.
Del que corre sin descanso y nunca llega.
De ti, que sudas y eres ciego.
De aquel que no se quiere porque quiere tener.
De los tantos caminos que tiene la vida.
De salir por la tangente y abrir las pupilas en tierra ajena.
Del indeciso y del inconforme.
Del despierto y del dormido y del impositivo.
Del propietario de una fábrica de cuentos
Y del que se los cree.
Del que está  preso por decir y del que cayó por hacer.
Del que ya no cabe por viejo y sobra por vivo.
De la celebridad que bate un record y viaja.
Y del que abre corazones, arregla  pies y llora.
Del muerto que salió del infierno
Y del vivo que no quiere estar en el.
De ti que me mandas a callar
Y de mi que ya no quiero soportar.
Del inteligente indigente y del ladrón dirigente.
Del ciego que vende pan con queso.
Del que vive en las favelas que tanto niegan.
De los ilegales que somos tantos
Este es un poema para hablar de nosotros,
De ellos y de ustedes.
De los que imponen los precios
Y  de los que pagan tan poco,
Que en definitiva son los mismos.
De ti, de mi, de aquel.
Del que tiene preso a Cristo en el corazón
Y muere con esa convicción.
Del político que rinde cuentas de la que nunca hizo.
Y de todo un pueblo que lo reelige.
De ese que jugando perdió su dinero
Porque otro lo ganó.
De los de arriba, de los demás arriba.
De la plebe que Mathew la dejó sin techo
Y del los tantos tramites para volverlo  poner.
De los que leen la Constitución con el libro al revés.
Del que madruga por tantos años.
De ese que le pesa tanto la cabeza
Por la conciencia es una fosa.
De los que callan para no arriesgarse.
Del que da lo que tiene y a pedir queda.
Del que ayuda a los demás y no puede
Hacerlo consigo mismo.
Del que pesan sobre sus hombros
Tantos cementerios.
Del abogado que tuerce las leyes,
Cual ciclón a un árbol frondoso.
Y de los que andan por las calles,
Tarde en la noche basándose.
Del soberbio.
De ese que cree siempre tener la razón.
Este es un poema para hablar de todos nosotros.
De lo fuerte que  somos y de donde estamos.
De lo que tenemos y de lo que nos privamos.
De lo que sentimos y de cómo nos machacamos.
De lo que sufrimos y de lo que soportamos.
De lo que damos  y de lo que recibimos.
De lo que vivimos y de cómo estamos.










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