"Quien no sabe".
Cuba.Manzanillo.4/3/20
Asombra como el periodismo oficialista cubano justifica y trata de enmascarar la verdadera vida de nuestros jubilados. Habla de la responsabilidad de la familia ante el sustento de nuestros viejitos y ni siquiera menciona el tema de las pensiones.
Un periodista que se respete tiene y debe andar bien apegado a la verdad, luchar por ella, vivir para ella y no dejarse conducir por el camino fácil del oficialismo pagado.
¿Quién no sabe que las pensiones que paga el Gobierno cubano constituyen una miseria? ¿Quién no sabe que al final de la vida del trabajador, después de transcurridos 40 años de trabajo, el Socialismo lo traiciona, pagándole una famélica pensión?
Para nadie es un secreto que la familia debe ser la responsable del cuido del anciano o el asilo sino tiene familia, pero el sustento es obligación del Estado cubano, quien como Poncio Pilatos se lava las manos cuando paga la famélica pensión y cree que con ello ya cumplió con quien dedicó toda su vida al trabajo.
¿Quién no sabe que sobra el desdén en nuestros hospitales cuando llevamos al abuelito por un problema de salud?
¿Quién no sabe que nuestros ancianos tienen que vender cigarros a granel o cualquier cosa para ganar unos centavos y sobrevivir?
En el Socialismo, en la Televisión oficialista todo es color de rosas y los fenómenos de la sociedad socialista siempre son tratados a manera de camuflaje, y justificando su fracaso con el embargo norteamericano, pero en la vida diaria las cosas son diferentes, la vida es diferente y a la gente se le hace tediosa la vida y difícil la existencia. Cuando ya nos merman, las fuerzas, cuando nos invade la incapacidad física, cuando ya carecemos de la facultad de la visión y necesitamos alimentarnos bien, es cuando viene el abandono de quien te explotó 40 años y ahora te paga una mísera pensión, creyéndose paladín de la justicia y el decoro, siendo en realidad el ejemplo más genuino del desdén y el egoísmo de un sistema que después de 60 años no encuentra el bienestar de su población. Existen muchas categorías de adultos de la tercera edad en Cuba: los que reciben una ayuda de sus parientes en el exterior llevan una vida menos complicada, los que se acogen íntegramente a su pensión pasan días enteros sin comer o comen sin proteínas, simplemente porque el Estado cubano los ha traicionado al final de sus días. Aquellos cuyos hijos se preocupan y son sustentados por el sacrificio familiar gozan de ese amor, otros simplemente mueren solos en un asilo. Otros merodean en nuestras calles y estiran los centavos almorzando un pan con croqueta, sucios, mal olientes. Otros dedican el tiempo a permanecer cerca de la bodega a fin de comprar algo que distribuyan para jugar un papel importante dentro de la familia.
Es dura la vida del ciudadano cubano al llegar a la tercera edad. De cómo se compra un pantalón de 20 dolares, de como se alimenta, de como se sostiene, de como paga corriente, agua, gas y paga obligaciones en organizaciones revolucionarias, ya lo sabemos, haciendo ilegalidades.
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